23 de septiembre
23 DE SEPTIEMBRE
23 de septiembre del 23,
los dados son tirados, y…
Que no me empape uno de lleno.
Da igual, el viento y el agua vienen de todas direcciones, me mojaré seguro.
Aún así intento resguardarme lo más posible, espero que al menos no caiga ese goterón entre el cuello y la nuca, en esa estocada perfecta y casual….,natural.
Un 23, ya, por fin invierno, dos ciclos que coinciden en sus extremos…
Voy hasta la panadería, acelero el paso.
Me alegro y me divierte el recorrido que se prevé hasta casa..
Agarrado a este invierno.
Ese viento del oeste qué humedece el rostro al encararlo.
Realmente el otoño entró hace unas semanas, a finales de septiembre, pero aún no se ha sentido ese aire, ese olor de otoño, quizás en algún lugar de montaña o en el mar que trae las olas de fondo, o en algún día concreto, pero, en terminos generales aún no se ha podido sentir su verdadera entrada…
Preparad@s para su pronta llegada, con las manos abiertas, list@s para recoger esta bella luz de los atardeceres otoñales, para empaparse de estos días luminosos.
Respiramos conscientes, tranquil@s en los inicios de nuestros tiempos previos a la entrada del fin de ciclo.
Prácticamos nuestras disciplinas, perseverantes, constantes, disfrutando del sonido de nuestra propia y profunda respiración.
Nuestro rostro empapado con este rocío del inicio de este otoño.
Un saludo.
Se sobrepasa por su tensión.
Se asoma al límite, en su máximo, antes de su desborde.
Mañana se habrá evaporado y en tres días no quedaría agua, y del mismo modo que la vela que arde a su lado, se enciende todos los días, el agua se asoma y a veces enfadada se desborda, se expande y desaparece.
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